La hora de la comida en un centro educativo es un momento crucial para los niños y niñas. No solo por la importancia y el derecho de tener una buena y variada alimentación que les ayude a crecer de forma saludable, también debería ser un momento de descanso en el que poder relajarse, desconectar y alimentarse sin estrés.
Sin embargo, todavía nos encontramos muchos comedores escolares que sufren de un mal acondicionamiento acústico. Esto provoca que el espacio sea muy ruidoso, generando estrés y malestar entre los niños y sus cuidadores, y privándoles el derecho de relajarse y comer en un ambiente tranquilo.
Realmente este es un problema mucho más grave de lo que puede parecer, ya que estos ambientes con mala acústica favorecen la generación de malos hábitos alimenticios como, por ejemplo, comer deprisa empujados por una necesidad subconsciente de marcharse a otro lugar más confortable, asociando la hora del comedor a una experiencia desagradable.