Podemos analizar ventajas, desventajas, realizar comparativas de los dos altavoces, pero al final la característica más importante es, qué funcionalidad le vamos a dar a los altavoces.
- Uso doméstico, menos espacio y sin la necesidad de un amplificador externo... Necesitarás un ALTAVOZ ACTIVO.
Tienen una instalación muy sencilla, sobre todo para el uso inalámbrico. Se conectan a la corriente, o se carga la batería. Además, funcionan de forma autónoma, se conectan a una fuente de sonido. La amplificación interna también permite que haya menos posibilidad de interferencias por culpa del cableado, ya que cuenta con menos cables.
Son la opción “todo en uno” ideal para, por ejemplo, producir música en tu casa o “home studio”, o en un estudio de grabación, o también para transportarlos fácilmente.
- Sonido fijo en exteriores, control del sonido o ya has adquirido un amplificador, tu altavoz es el PASIVO.
El uso de los altavoces pasivos se puede aplicar a muchos ámbitos distintos de la música: desde equipo de Hi-Fi (alta fidelidad) a pantallas que acompañen a un cabezal de guitarra eléctrica o bajo eléctrico. Te permite mejorar o modificar el sonido sin tener que cambiar los altavoces, simplemente tendrás que cambiar o mejorar el amplificador o previo. Los altavoces pasivos pueden funcionar durante décadas. Adaptando las mejoras en los componentes del equipo Hi-Fi y utilizando un mejor cable, o mejores amplificadores externos, hará que reproduzcan mejor.