Debido a la falta de acondicionamiento acústico en los edificios y en los colegios (paredes lisas, grandes ventanas, techos altos...), en la mayoría de las aulas existe la reverberación, provocando que los alumnos y profesores tienden a levantar la voz para ser oídos, agravando el problema de ruido en la sala, generando más estrés, falta de concentración, dificultad para entender el habla, entre otros.
Fue en los años 80 cuando se empezaron a buscar soluciones para así crear escuelas con un buen confort acústico. Algunas de las soluciones más sencillas para mejorar la acústica en las aulas fueron la colocación de cuadros en las paredes, cortinas, plantas y mobiliario que ayude a absorber el eco.
Con el avance de la tecnología y nuestros conocimientos, se creó el sistema de acondicionamiento acústico, a partir de materiales absorbentes, reduciendo la reverberación y creando espacios relajados, cómodos y agradables.
Así fue como se empezaron a instalar en aulas, permitiendo aumentar la productividad laboral y académica, mejorar la concentración y la eficacia de los docentes en las aulas, como también facilitar la comprensión y el análisis de las clases...